El pasado 18 de mayo el periódico El País publicó «MICADO, la aplicación con la que la Unión Europea quiere impulsar la inclusión de inmigrantes»

«La Unión Europea da sus primeros pasos digitales para facilitar la inclusión de inmigrantes. Bruselas ha decidido financiar con 4,3 millones de euros el proyecto MICADO, cuyo objetivo es crear una aplicación móvil que permita a una persona recién llegada a territorio comunitario obtener información para incorporarse a los sistemas sociales regulares, en materia de de vivienda, educación, atención médica o trabajo. El programa, en el que participan 15 entidades locales, universidades y empresas tecnológicas busca “poner en contacto la las autoridades y las administraciones y a la sociedad civil y comunidades locales con los solicitantes de asilo, refugiados y otros migrantes” y “permitir una comunicación, orientación y navegación esenciales dentro de sus nuevos entornos de vida”, según reza la web del proyecto.

La aplicación ofrecerá esta información en los principales idiomas nativos de los migrantes de una forma cómoda e interactiva, explica el profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, José María Álvarez Monzoncillo, uno de los impulsores del proyecto. “No tiene sentido colgar simplemente un archivo PDF con las medidas recogidas en un boletín oficial, eso sería poco viable y no serviría para mucho”. En esta primera fase ―además de los idiomas oficiales de la UE― se han elegido el árabe, el chino y el inglés. Para ello, se ha tenido en cuenta tanto las nacionalidades de los migrantes en cada una de las regiones que participan en el piloto, así como las dificultades percibidas para su aprendizaje.

 

En Madrid, las nacionalidades extranjeras más presentes son rumanos (18,2% del total), marroquís (9%), chinos (7%), colombianos (4%) y venezolanos (5,4%), según los datos de la Comunidad. “El rumano tiene grandes similitudes con el español por lo que las personas provenientes de Rumanía experimentan habitualmente menos dificultades para aprender rápidamente el castellano. Por ello, el piloto se ha centrado en población de origen marroquí y chino que expresan más dificultades”, explican fuentes de los impulsores del proyecto (…)»